martes, 7 de septiembre de 2010

En tierras griegas:

Día I

"La ciudad de Sardes, satrapía de Lidia, fue tomada e incendiada en el año 499 a.C por una alianza griega formada por jonios, eretrios y atenienses. La respuesta de Darío I, Gran Rey de Persia es contundente y manda a sus ejércitos para sofocar la rebelión de las ciudades griegas de Asia Menor.
Las noticias que llegan a Atenas no son nada alentadoras, Mileto es arrasada por acaudillar la sublevación y su población esclavizada y la mayor flota jamás vista ha zarpado de las costas de Cilicia sometiendo, conquistando y quemando todo a su paso. Las intenciones persas son claras, su comandante, el medo Datis, se ha encargado de propagarlas a los cuatro vientos, reducir a cenizas las ciudades de Eretria y Atenas."


Nos encontramos en el verano del año 490 a.C., la Asamblea de Ciudadanos de Atenas ha decidido por mayoría no acudir en ayuda de Eretria ante el inminente ataque del ejército persa, la opinión de Milcíades, General de la tribu Enea, de no acudir en ayuda de Eretria para centrarse en la defensa de la ciudad de Atenas ha pesado más que la de Temístocles, General de la tribu Leóntide, partidario de cumplir la palabra dada en su día de acudir en defensa de los aliados en caso de ser atacados.
Perdida la votación, Temístocles se ve en la obligación de contravenir los designios de la Asamblea, su hermana reside en Eretria así que decide enviar a su fiel esclavo persa, Ardashir, junto con el maestro espartano de su hijo, de nombre Genofonte, con la misión de traerla sana y salva a la por ahora más segura Atenas; para lo que dispone de uno de sus trirremes y la compañía de dos miembros de la tripulación, un remero tesalio llamado Sicles y un hoplita conocido como Aeneas que los conducirán a la nave.
Parten de inmediato, su destino se encuentra varado a día y medio de camino al norte de la ciudad. Durante el trayecto, al anochecer del primer día Sicles parece ver a lo lejos a alguien y tiene la impresión de que pudieran estar siguiéndoles, pero en un segundo vistazo no logra ver a nadie. Todo transcurre sin más hasta llegar al trirreme, el Athenea Icaria,  que se encuentra dispuesto para partir de las costas de Tespias rumbo a un punto determinado en una de las playas de la isla de Eubea.
Athenea Icaria


El Keleustes (capitán y contramaestre) Polínices les recibe cordialmente y lee las instrucciones que para él ha enviado Temístocles y que le hace entrega Aeneas. Zarpan una hora antes del amanecer para que la mañana les sorprenda ya mar adentro, durante la navegación el vigía descubre en la distancia un trirreme varado en la costa de Eubea, parece persa, y deciden atacarlo antes de ser descubiertos. Efectivamente, una vez cerca es lo que parece una nave persa explorando la costa y al ver al  Athenea Icaria se hace a la mar abandonando a un buen contingente de hombres en la playa, lo que es un error porque ésto da ventaja de hombres a vuestra nave que intercepta rápidamente al barco persa.
Disposición teórica de los remeros en un trirreme
El combate es rápido, la nave griega cuenta con un mayor número de hombres y mejor pertrechados, durante la refriega el tesalio Sicles pierde una oreja y el espartano Genofonte decide mutilar a un soldado persa para que le lleve un mensaje a Darío: "Ésto es lo que le ocurrirá a todos los persas que ataquen a Grecia." La victoria es aplastante y deciden hundir la nave enemiga para no dejar rastros...

No hay comentarios:

Publicar un comentario